Es una realidad, las mujeres sufrimos muchos cambios hormonales a lo largo de nuestra vida. Nuestro cuerpo cambia en las diferentes fases que nos van sucediendo y con ello una tendencia a engordar superior al hombre.
La imagen que se proyecta hoy en día en los medios de comunicación, es una mujer perfecta y delgada, a ello se unen los canones de moda donde se exige a la mujer un cuerpo esquelético, rozando la anorexia.
La comida, es una preocupación para nosotras, queriendo obtener unos resultados satisfactorios y obtener cuerpos diez, realizar dietas absurdas que nunca funcionan generando una insatisfacción personal, baja autoestima, incluso, derivando a trastornos alimenticios ó enfermedades con un final nefasto en algunos de los casos.
Según estadísticas, la mujer destaca en su responsabilidad y status en su puesto de trabajo, desarrollando también un desorden alimenticio por autoexigencia y el físico que quiere mostrar.
Las modelos aseguran en su mayoría a la hora de afirmar lo fundamental que es una buena genética, dieta y gimnasio, todo ello controlado por médicos.
La tecnología digital es un factor muy importante a la hora de retocar una imagen no perfecta, dejándola en una imagen 10, eliminando donde sobre y poniendo donde falta.
Un elemento a nuestro favor, es la reivindicación de la mujer con formas ó rellenita, exigiendo un canon de moda diferente, explicando que la mujer de a pie no utiliza minitallas, aprendiendo y enseñando a quererse a uno mismo tal y como es, aceptándose cada una como es, presumiendo y sacando partido de sus curvas.
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